Los estudiantes de Mecatrónica de la Universidad Nacional de Ingeniería organizaron recientemente una Olimpiada de Robots. En esa competencia, los circuitos se cruzaron en batallas electrizantes y electrónicas, al punto que los aficionados la consideraron una versión local de los recordados transformers.

Por Jorge Loayza.
Fotos: Melissa Merino.

YO, ROBOT. (Izquierda) Este robot se llama "Humanoide" y ha sido creado por egresados de Mecatrónica. Cada pieza cuesta veinte dólares. (Derecha) Luchadores en pleno descanso, luego de duros combates.

Una jaula de nueve metros cuadrados, en medio del coliseo de la Universidad Nacional de Ingeniería, se convertiría en la arena donde los warbots –robots luchadores– dejarían hasta el último vatio de potencia. Sería un combate del futuro.

Antes del inicio de las competencias, sobre una larga mesa, los alumnos de las universidades inscritas daban memoria a sus máquinas con sus computadoras portátiles y soldaban con plomo algunas "venas" de cablecitos sueltos, producto de las peleas del día anterior.

Ángel Huaringa, alumno de sexto ciclo de electrónica de la UPC, alista su pequeño robot para la categoría "seguidores de línea", competencia en la que las máquinas deben seguir una línea negra con la ayuda de un sensor.

Como casi todos los participantes, y medio millar de espectadores, Ángel fue uno de esos niños que desarmaban sus carritos a control remoto para ver el mecanismo interno. Su compañero, Pierre Bellido, hace los últimos ajustes a los circuitos de potencia de su robot "Chacal", que va por su segunda competencia: el 2005 quedó como subcampeón en "Robotmanía", evento organizado en la UPC.

Cerca de él, David Menacho y cuatro compañeros de la Facultad de Mecatrónica de la UNI revisan su seguidor de línea al que han puesto dos ruedas de un triciclo para niños. La pieza más importante es un PIC, microcontrolador comprado en Paruro y que pueden programar con una computadora. Pero, más allá de ganar, lo que quiere David –chico humilde de El Agustino– es diseñar proyectos para incrementar la producción en diversos campos de la industria. 

Del brazo de la tecnología

En estas olimpiadas no solo había robots peleadores. Giancarlo Berenz ha creado uno que no solo juega ajedrez sino que mueve fichas mediante un brazo de robótica industrial con un programa creado por él.

1. Enfrentamiento en categoría Sumo que consiste en sacar de un círculo al rival con el uso de sensores. 2 y 3. El escenario de los duros combates a control remoto.

Una de las primeras peleas fue entre "Red Dragon", de la UNI, y "Makaay", robot creado por los alumnos de Electrónica de la Villarreal, cuya principal arma de guerra era un sistema similar al que usan los montacargas. Y funcionó. Al minuto, causó un daño en "Red Dragon" que debió ser revisado por sus creadores en dos minutos reglamentarios. Luego, los motores de este warbot acorralaron a "Makaay" con tal fuerza que hicieron tambalear la jaula de combate.

Como miembro del jurado está Egidio Auccahuaque, gran impulsor de estos eventos. Además de físico y educador, es director del grupo de robótica Troonic. Tras unos minutos emite su veredicto: gana "Red Dragon". "Los puntos se cuentan por los contactos o por si inmoviliza al oponente por medio minuto", explica.

Después de eso, la competencia se convierte en una corriente continua. "Fishbot", "Bamboxbot", "Torque", "Makaay" y "Red Dragon" se enfrentan en combates en los que no solo ganan por poseer el arma más letal o mayor potencia, sino por la habilidad con que son manejados. A un lado están otros, con menor potencia pero mayor "inteligencia" o chips con funciones más avanzadas: los seguidores de línea.

En la final de esa categoría se enfrentaron "El Chato", "Capitán Pic", "Tortuga" y "Nehain" de la UPC. Después de que fallaran los tres primeros, "Nehain" completó todo el circuito de competencia en un minuto y cinco segundos.

Robots: la batalla final

Sobre las ocho de la noche y tras varios combates, el público sigue ansioso de oír el sonido del contacto metálico porque en estas batallas sí salen chispas. "Torque", warbot de alumnos de Electrónica de la UTP, usa el aspa de su parte inferior y rompe las fajas protectoras de las llantas de "Makaay", que se recupera y golpea con la potencia de sus seis motores. A su turno, "Fishbot" destapa la plancha de fierro de "Bamboxbot" ante el grito excitado de la gente.

Por el pase a la final ,"Makkay" intentó detener el implacable ataque de "Red Dragon" hasta que un error en sus circuitos dejó inutilizado su sistema de levante. Solo le quedó escapar. La batalla por el primer lugar sería entre "Red Dragon" y "Bamboxbot", de los dos de alumnos de la UNI.

Después de diez minutos de afinamiento y diseño de la estrategia, Gustavo Martínez –con el comando de Nintendo que ha adaptado para tener mejor manejo de "Red Dragon"–, solo tuvo que enfrentar en potencia a "Bamboxbot" y le quemó el driver de potencia de las llantas del lado derecho. "Bamboxbot" parecía un inmenso insecto de fierro cojo porque solo daba vueltas sobre sus llantas izquierdas. "Red Dragon" se cansó de golpearlo y lo acorraló en una esquina. Los alumnos tuvieron que sostener la jaula porque el fiero robot no se cansaba de golpearlo hasta que fue declarado ganador y levantado por sus creadores en medio de gritos de alegría. Pero "Red Dragon" no dijo nada y se mantuvo frío ante la algarabía del resto. La fama le es indiferente.

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